La oportunidad perdida para colocar al concejal de Empleo


EL año se acaba; quedan poco más de cincuenta días para Nochevieja y los comerciantes no han visto aún ni un euro de los convenios firmados con el Ayuntamiento. Ayer mismo se lo recordaron a Alberto Lema, pero bastante tiene él, licenciado en Filología Inglesa, para lidiar con las responsabilidades de la Concejalía de Empleo y Economía Social como para estar al día en los pagos. Que sea miembro de la Marea, nasía pa’ganá, no significa que tenga que saber de aquellas cuestiones que atañen a su departamento y menos cuando se ha pasado tantos meses provocando conflictos entre los vendedores de las plazas de abastos. Qué bien lo hicieron los vigueses cuando no le dieron los votos suficientes para que fuese concejal de su Ayuntamiento y qué mal los coruñeses; si su empeño era colocarse en alguna corporación municipal hubiese sido preferible cerrarle la puerta de María Pita y que probase en otro sitio. No se trata de desear el mal ajeno, pero tampoco es cosa de matricularse en un curso permanente de autoflagelación.

 

La oportunidad perdida para colocar al concejal de Empleo

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