La niñofobia se extiende por el país

La niñofobia se extiende por el país

UN llanto, una carrera, un grito... en casa está muy bien; incluso el amigo que está de visita le tira del moflete al niño. Pero en el restaurante... Hasta sienta mal el solomillo poco hecho, que siempre estuvo delicioso, cuando el hijo de los comensales de la mesa de al lado empieza a dar la vara. A los pocos minutos se le suman los de otras mesas y aquello se convierte en un aquelarre. Líbrete Dios de decirles algo; los padres se indignan si alguien llama la atención a sus angelitos. Tantas han sido las protestas que cada vez más restaurantes se apuntan a la niñofobia y vetan la entrada a los menores de 14 años. Buena moda. FOTO: un restaurante libre de niños y de mayores | aec

La niñofobia se extiende por el país

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