La necesidad de que haya colaboración

Uno de los grandes asuntos que Galicia todavía tiene que abordar es la creación de las áreas metropolitanas. En la comunidad hay dos grandes urbes (Vigo y A Coruña) que han visto como a su alrededor han ido creciendo los municipios colindantes, convirtiéndose en lugar de residencia de las personas que a diario acuden a estas ciudades a trabajar.

Sin embargo, estos concellos son incapaces, por sí mismos, de brindar los servicios que sí reciben los residentes en las urbes y, por ello, es fundamental que se comiencen a mancomunar, de modo que todos se beneficien de vivir a la sombra de una gran ciudad.

El transporte público, la recogida de basuras, el abastecimiento de aguas o servicios como los de Bomberos o la Policía Local, por citar algunos, tendrían que funcionar como uno solo en lo que, en muchos casos, no es más que una extensión de la propia urbe. Y, sin embargo, tras el fracaso en Vigo, ahora vemos como en A Coruña, algo tan simple como que los buses urbanos prolonguen su recorrido en apenas doscientos metros, se convierte en un infierno burocrático por el mero hecho de que en esos doscientos metros está el límite del término municipal. 

Por ello, por mucho que los alcaldes se empeñen en estrechar la colaboración, como ha sucedido esta misma semana entre A Coruña y Arteixo, de nada sirve esta buena intención si no se cuenta con el respaldo del Parlamento y la Xunta. Y, si ya es complicado aunar sensibilidades de regidores, en muchos casos de diferente color político, parece imposible conseguirlo si, a mayores, es preciso un acuerdo a nivel gallego.

Los partidos tendrían que ser conscientes de que la colaboración es fundamental y que no son estos tiempos de seguir instaurados en el minifundio. Por desgracia, muchos concellos se gobiernan como si se tratara de pequeños reinos, siempre de espaldas al vecino que, al final, es el que nos puede ayudar.

La necesidad de que haya colaboración

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