El mundo virtual en el que se han instalado los mareantes


ROSA Gallego, la María Pita de Hierro, tuvo que alucinar. Ella hablando de los problemas de los coruñeses, de la necesidad de solucionarlos, y Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, flipando con sus teimas. El mundo real y el mundo virtual. ¡Menudo contraste!, porque la ciudad no se alimenta del aire sino de un bistec con patatas; la burbuja creada por los mareantes servirá para que ellos y quienes les apoyan –cada vez menos, por cierto– sean felices y coman perdices, pero nadie más. ¡Qué mal ha salido el negocio de la Marea, nasía pa’ganá! La promesas electorales se las llevó el viento, de aquellas 25 medidas de aplicación inmediata nunca más se supo. Eso sí, hay amigos a los que les caen contratos, fabricantes de pancartas que tiene su industria a plena producción y consejeros a quienes se coloca en cuanta comisión se celebra para completarles el sueldo, pero beneficios para el interés general ni uno solo.

El mundo virtual en el que se han instalado los mareantes

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