La máxima del mareante es el sueño de todo procrastinador

EN el catón del buen mareante está escrito con letras de fuego la máxima: “Si algo se puede dejar para mañana hazlo pasado”. Y así, van transcurriendo los días hasta que en un momento dado, los vecinos se unen a los comerciantes y ambos colectivos se amotinan exigiendo una solución para su problema. El ejemplo más claro de esta situación se produce en Matogrande. Unas obras de canalización obligaron a prohibir el paso a una de las principales zonas verdes del barrio coruñés. Sin embargo, un año más tarde, las vallas se han sustituido por estacas y cintas, pero los vecinos siguen sin poder catar el verde césped que, con las temperaturas reinantes, se antoja todavía más apetecible. Lo mismo se podría decir de la rotonda principal de la misma zona o del barco pesquero que saluda a quienes entran en la ciudad por Lavedra. Todo está con vallas de obra porque parece que a esta ciudad se le está dando una vuelta que no termina de concluirse.

La máxima del mareante es el sueño de todo procrastinador

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