La guerra santa de Gelo

ÁNGEL García Seoane, Gelo, músico en su juventud –fue batería de Los Trovadores– se pasó a la política en la madurez y en ella sigue. Líder incombustible de Alternativa dos Veciños –una especie de Podemos con aroma de la ría– lleva ya un feixe de años como alcalde del próspero municipio de Oleiros y ahora está haciendo méritos para ser nombrado militante adoptivo de la Marea, nasía pa’ganá. Le ha aflorado una irrefrenable aversión a cuanto acto religioso se celebra en su concello y tiene machacados a los fieles. Cuando los devotos asistían en Mera a la misa del Carmen, lanzó en tropel a la Policía Local, que casi agota los talonarios de multas con las sanciones a los coches aparcados por cerca de la iglesia. Pasados unos días, cuando honraban a Santa Ana, conectó los aspersores de riego y puso como pitos a todos cuantos estaban en el atrio. El papa Francisco estaba pensando en peregrinar a Oleiros para presentar sus respetos al Che, pero ha decidido cancelar el viaje e ir a Santiago a dar el abrazo al apóstol, mucho más apropiado a su cargo.

La guerra santa de Gelo

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