La fidelidad anaranjada

Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez, es un poco veleta para algunas cosas –una noche se acostó socialdemócrata y por la mañana se levantó liberal–, pero inamovible para otras. Por ejemplo, en la elección de candidatos de lo más pintoresco en Galicia. Todo empezó con Antonio Rodríguez, quien proclamó que las propuestas de su partido se darían a conocer al día siguiente de las elecciones. Después llegó Cristina Losada, que no tenía mucha pinta de andar por las leiras, pero a la que cogieron en las patatas a la primera de cambio. Le preguntaron por Alcoa y no tenía ni idea de qué le hablaban. Ahora le ha tocado a la lucense Marta Rivera de la Cruz, quien ya ha confesado que Cs no tiene una sola propuesta para Galicia: “El programa estatal está rematado, aunque no lo vamos a presentar por ahora. Las medidas se adaptarán después a la realidad de Galicia”. ¡Vaya coña! Y lo peor es que tiene razón, porque en las 150 páginas del programa no se hace ni una sola mención a la comunidad. Nadie podrá dudar de la firmeza de la fidelidad laranxa a Galicia.

La fidelidad anaranjada

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