El juego del escondite

LA desidia es lógicamente el nexo entre los alcaldes trivagos, de ahí su alcume, pero entre ellos existen también conexiones particulares que completan las simbiosis. Por ejemplo, Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, y Martiño “2.0” Noriega son dos apasionados de la dactilocracia (el gobierno del dedazo), de la que se valen para nombrar candidatos a la Xunta. Al hermano pequeño de ambos, Jorge Suárez, y al regidor coruñés les gusta jugar al escondite. Así, el ferrolano se refugia en el cuarto de baño de la Alcaldía para echar un pitillo con su amigo Suso Basterrechea y presume en las redes sociales de su incumplimiento de la ley proclamando: “Nunca fuimos ángeles”. Al alcalde coruñés le ponen más los establecimientos públicos que las dependencias del palacio municipal, y visita de extranjis la macrotienda de Zara. Suárez no tiene ese tipo de filias y se deja ver a ojos de todos en la inauguración de un Pull & Bear en su ciudad; claro que a su favor juega el hecho de no tener entre sus concejales a Rocío Fraga, una mujer tan moderna, tan moderna que está obsesionada con hundir Inditex... Así cualquiera.

 

El juego del escondite

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