En asuntos de política internacional, las salidas de todo se suelen consentir lo justo. Por eso, no es extraño que el vicepresidente Pablo Iglesias se haya visto fuera de la misión que acudirá a Marruecos para la cumbre bilateral. Está bien que el líder de Podemos defienda al Polisario, pero estaría mejor que Iglesias no se olvidara de que, además de líder panfletario de su partido, es vicepresidente de un Gobierno que, habitualmente, tiene que templar gaitas en temas escabrosos y, la relación entre España y Marruecos, es uno de esos asuntos complejos desde hace años. FOTO: Mohamed VI, rey de marruecos | aec