Hacerse un ecce homo

DARÍO forma junto a Manuel Fraga y Rouco Varela el trío de ases de la baraja de Vilalba. El cuarto, para completar el póquer, sería el capón, pero al carecer de naturaleza humana ocupa un puesto menos relevante. El ave no conoce mucho mundo hasta después de su muerte y eso si tiene suerte y alguien lo envía como regalo de Navidad a unos parientes que vivan fuera de Galicia. En cambio, los otros tres son personas muy viajadas; de hecho, Villanueva llegó hasta Madrid y allí lo nombraron director de la Real Academia Española. Su trabajo es limpiar y dar brillo y esplendor al castellano, lo que le ha llevado a pensar en un bruñido constitucional y varios académicos ya redactan un borrador sobre el lenguaje inclusivo en la Carta Magna. Esa celeridad para ponerse a las órdenes del Gobierno debería ser la misma para preparar la inclusión en el diccionario de la expresión “hacerse un ecce homo”, porque a los casos de Borja, Estella y Reinosa se ha sumado otro en Rañadoiro (Asturias), donde un restaurador aficionado ha destrozado una talla del siglo XV.  ¡Qué manía más horrible!

Hacerse un ecce homo

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