CUANDO uno se llama Gaizka Garitano y nació en Derio, puede perfectamente dedicar su vida al fútbol. Cuando uno se llama Iván Fandiño, su padre es de Oza dos Ríos y su madre en Abegondo, lo lógico es que nazca en el hospital materno infantil Teresa Herrera, pero como hay coruñeses que parecen de Bilbao le dio por nacer en Orduña y dedicarse a los toros. Teóricamente no hay motivo para el más mínimo parecido entre Garitano y Fandiño, pero ambos tienen una mano izquierda exquisita. El torero la necesita para su profesión y el entrenador, ¡quién lo iba a decir!, también. En la primera rueda de prensa de la pretemporada lo demostró: “Tener a Luisinho en el vestuario no es una molestia. Deportivamente es un jugador que me gusta”. Si el portugués se queda, ya lo tiene ganado para la causa.