Un futuro muy incierto y nada esperanzador

La pregunta del millón es ¿Y ahora qué? Y es que es cierto que el referéndum de ayer no fue más que un paripé, una astracanada con la que justificar el golpe de estado institucional que se ha vivido en Cataluña. Y también es cierto que ellos, los secesionistas, han conseguido lo que buscaban: la foto de los malvados policías españoles cargando contra el pueblo inocente, por mucho que esos inocentes estuvieran cometiendo un delito y los agentes estuvieran actuando por orden de un juez. La sociedad catalana está fracturada y, por desgracia para el Estado, hasta es posible que desde lo acontecido ayer, las filas de los independentistas hayan engordado a cuenta de la indignación. Y, mientras tanto, Rajoy permaneció desaparecido en combate. Demasiado tiempo sin comparecer, sin explicar que había otras salidas, sin justificar lo suficiente su postura. Aferrado a la legalidad que hace tiempo saltó por los aires. Ojalá que no sea demasiado tarde y que la cordura se termine imponiendo en un conflicto creado por unos pocos pero que ha terminado por arrastrar a todos los españoles (catalanes también), al borde del abismo. foto: una persona marca el sí en una papeleta

Un futuro muy incierto y nada esperanzador

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