AL todopoderoso Caballero, don Abel, le gusta tocar la guitarra. No se le puede considerar un virtuoso, simplemente un aficionado. Vamos que nadie lo confundiría con Mark Knopfler o con Paco de Lucía, ni siquiera con el maestro Rodrigo, aunque por edad está más próximo a este último. A la mínima oportunidad se pone a rasguear las cuerdas, como hizo durante una entrevista navideña en una televisión local, en la que se arrancó a cantar villancicos. El lunes volvió a protagonizar otro espectáculo. Maná tocaba en Castrelos y el alcalde vigués se subió al escenario en plan telonero, pegó unos berridos y se esfumó. Nadie del grupo mexicano le invitó a hacer los coros en “Oye mi amor”, pero a lo mejor aún puede intentarlo con el Combo Domincano, que acaba de despedir a su cantante.