Si algo teníamos claro desde que empezó el proceso para recuperar Meirás es que los Franco no se iban a quedar de brazos cruzados. Perdida la primera batalla, la que les obliga a devolver el inmueble al Estado, les queda –además de los recursos judiciales– el intento de, literalmente, salvar los muebles. Y todo lo demás que está dentro del pazo, como las esculturas del Mestre Mateo o la biblioteca de Emilia Pardo Bazán. Los herederos del dictador reclaman que se destruya el inventario de bienes que se está elaborando porque, dicen, es una “intromisión en el derecho a la intimidad familiar y personal” y no tiene justificación legal. Claro que también piensan que un pazo del que su abuelo se apropió fraudulentamente es su herencia... FOTO: técnicos y personal judicial se encargan del inventario | aec