El follón del soviet supremo enxebre

Yolanda “la Yoli” Díaz formaba una agarimosa pareja de hecho –de hecho político, ¡eh!– con el ya octogenario Beiras –entonces aún no lo era– que cerraba todas sus comparecencias con un bico. Ella decidió romper la relación con el nacionalista del pelo crecho, porque quería conocer mundo y se marchó a Madrid, donde encontró acomodo en el Congreso. La recuperación de la soltería y el exilio en la capital del reino llevaron consigo la apertura del testamento, en el que legó a Eva Solla o fouciño e o martelo dourados que corresponden a la matriarca de los comunistas enxebres. Y vaya por Dios o por Stalin, como prefieran; no hay quien las entienda. Los asuntos de las herencias suelen ser complicados y con frecuencia desembocan en un enfrentamiento entre hermanos, pero lo de ellas va un poco más allá. Díaz ha llamado al exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares a tender la mano para evitar la ruptura, mientras que Solla ha negado que haya contactos con En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué. Que la preocupación sea mantener el carguiño es comprensible, pero semejante ridículo...

El follón del soviet supremo enxebre

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