El final de la herencia del PP


UN lugar donde haya muchos expertos en poner gorros puede ser la sombrerería donde se surte Martiño “2.0” Noriega o el Coliseum durante la final de la Copa del Rey de baloncesto, pues en el argot del basket poner un gorro significa poner un tapón. Un lugar donde haya una alta concentración de velas puede ser la catedral de Santiago o el puerto de A Coruña durante la Tall Ships Race. Pues bien, ambos acontecimientos deportivos han dejado cuantiosos beneficios en la ciudad: hoteles sin una habitación libre, bares y restaurantes llenos, comercios desbordados... Los dos forman parte de la herencia que dejó el PP y de la que ha disfrutado la Marea, nasía pa’ganá. Pero ese legado se acaba y ahora le toca a la xente do común demostrar su capacidad para organizar eventos de categoría. A la vista de lo que Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, y su equipo han hecho hasta ahora parece que habrá que conformarse con un torneo de lanzamiento de sacho y un duelo de regueifeiros... Al menos, para amenizar esas dos apasionantes competiciones se podrá recurrir a Os Diplomáticos de Monte Alto, que siempre es un consuelo.

El final de la herencia del PP

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