Un espíritu conciliador que ha durado un suspiro

La moción de censura de Vox puede que al final resulte más constructiva de lo que parecía. Ha servido para que, después de saber por boca de Pablo Casado que los populares iban a votar “no”, el Gobierno paralice su proyecto de reforma del Consejo General del Poder Judicial y le ofrezca al PP la posibilidad de llegar a un acuerdo. Pero el espíritu de entendimiento y diálogo ha durado poco. Exactamente, lo que ha tardado en responder el Partido Popular. Impone tres condiciones para sentarse a hablar: que se retire la reforma del Gobierno, que se despolitice la elección del CGPJ y la Fiscalía y que se excluya a Podemos del proceso. El PSOE ha tendido la mano y los de Casado le han dado un mordisco.

Un espíritu conciliador que ha durado un suspiro

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