El empoderamiento femenino llega a las bodas civiles

El empoderamiento femenino llega a las bodas civiles

FORMAR una lista electoral basándose en el sacrosanto principio de la cremallera –chico, chica, chico, chica– supone imponerse unas limitaciones, pues significa que en los primeros puestos puedan figurar unos zoquetes, o unas zoquetes –que también es posible–. Sin embargo, la aplicación de factores de corrección permite salvar las imperfecciones. Eso ha hecho la Marea, nasía pa’ganá, para salvaguardar otro principio sacrosanto, el del empoderamiento femenino. Sus tres representantes masculinos han renunciado a oficiar bodas y han dejado que sean sus compañeras, la pseudopeletera Silvia Cameán, musa del sector pijo de la xente do común; María García, biotopo pata negra, y la psicomotriz Claudia Delso, las únicas que ejerzan como casamenteras. Esa desheteropatriarcalización contrasta con la actitud del PP y del Beneguai, cuyos concejales solo intervendrán en enlaces si los contrayentes lo piden de manera explícita. Por supuesto, todos los ediles del PSOE y Mónica Martínez, la ciudadana solitaria, se han apuntado a la lista de posibles oficiantes. Veremos si el abad de la colegiata no denuncia a todos por competencia desleal FOTO: las oficiantes garcía y delso | aec

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