El regente más nefasto

ARTUR Mas llegó a la Presidencia de la Generalitat destinado a ser simplemente un regente, que permanecería en ese puesto hasta que se restableciese la dinastía de los Pujolone y Oriol se ciñese la corona que durante tantos años lució su padre, don Jordi. Pero la historia no concluyó como estaba previsto y su interregno acabó como acabó, con el flamenco Carles Puigdemont como jefe del Gobierno catalán y con él inhabilitado, embargado y con un calendario judicial por delante que parece el del más despiadado delincuente de la historia. Solo en las próximas semanas tendrá que afrontar tres procesos y eso sin contar el caso Palau, cuya sentencia está a punto de conocerse. Han pasado casi ocho años de su entronización y su legado no puede ser más nefasto; lo mismo que cabe decir de su futuro, que es negro, negrísimo, tanto que su declaración testamentaria de que con el 48% de los votos no pueden imponer el proyecto soberanista a los demás suena a reconocimiento de su absoluta incapacidad.

El regente más nefasto

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