El deseo general de que Rocío Fraga continúe ociosa

A Rocío Fraga, cuya hoja de méritos la define como “activista feminista y de diversos movimientos sociales”, le tocó la lotería el día que Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, la nombró concejala de Igualdad y Diversidad –¡vaya nombrecito!, ¿alguien se puede imaginar un departamento de Impuestos y Evasiones?, pues eso–. En cambio, ese mismo día, a los coruñeses les tocó pagar todos los décimos que entraban en el sorteo, porque, ¡vaya por Dios!, no ha dado una a derechas desde entonces. Bueno, ni a derechas ni a izquierdas, porque ella y María García, biotopo pata negra, aún no han presentado en el pleno ni una sola iniciativa. Aunque en el fondo casi es mejor que no haya movido ni un dedo, porque cuando alguien confiesa –como ha hecho ella– que no va a tomar ni una sola medida contra los manteros, aunque su actividad sea ilegal y perjudique al comercio local, es preferible que no enrede y siga disfrutando del placer de estar tumbado a la bartola. Será la única forma de que A Coruña salga beneficiada de su etapa en María Pita. 

 

El deseo general de que Rocío Fraga continúe ociosa

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