El derecho intocable del Fabril

TEBAS no tiene pinta de angelito. Es difícil imaginárselo de tamaño pigmeo, con unas alas de plumas blancas que surjan de sus omóplatos y tocando la lira. Mal estaría la corte celestial si el presidente de la Liga de Fútbol Profesional fuese un ser seráfico. Tampoco es cosa de figurárselo con un antifaz cubriéndole el rostro, una pistola oculta en una funda sobaquera y repitiendo cada dos por tres: “Capisci?”. Sin embargo, por el vestuario del Fabril empieza a extenderse esa segunda imagen como consecuencia de la campaña que ha emprendido para que el filial del Deportivo no juegue la fase de ascenso a Segunda División. Varios equipos madrileños y el Rápido de Bouzas, que no es de la capital del Reino, sino de Vigo, andan turra que turra para marginar a los blanquiazules. Tebas ha descargado la responsabilidad sobre su hijo, al parecer, asesor jurídico del Fuenlabrada, uno de los clubes implicados, pero... Si el Fabril se ganó el derecho a disputarla no hay más que hablar, angelitos.

El derecho intocable del Fabril

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