A Coruña no es una ciudad para coches

EL mamoneo que se trae la Marea, nasía pa’ganá, con el carril bici es cada día más esperpéntico. El concejal de Movilidad Sostenible –parece una broma que el Gobierno local tenga el valor de mantener un departamento con semejante denominación–, Daniel Díaz Grandío, la encarnación del cero a la izquierda, le prometió en su día a Xiao Varela responsable de la Concejalía de Paseo de Bicicletas –camina por la calle con una como quien lleva al perro a hacer sus necesidades, pero jamás se le ha visto pedaleando–, que le haría uno allende el puente de A Pasaxe para que pudiera darse largos paseos y turra que turra va avanzando. Pero su alto concepto de la amistad no compensa la tara que supone ser el peor de los ediles de Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, que ya es difícil. Esa incapacidad se refleja en que el número de plazas de aparcamiento mengua en la misma proporción en la que crece el espacio reservado para el tránsito de bicicletas. Así ocurre desde el día en el que nació el carril bici, pero Grandío no lo ha reconocido hasta ahora. Conociéndolo, habrá que admitir en su descargo que posiblemente ni se haya dado cuenta hasta esta misma semana. FOTO: grandío y varela, un día que acudieron a contemplar unas obras del carril bici | aec

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