La concejala que necesita un ángel de la guarda de verdad


EL exministro del Interior Fernández Díaz tiene un ángel de la guarda, de nombre Marcelo, que le ayuda en cosas como encontrar sitio para aparcar el coche. La pseudopeletera Silvia Cameán es más celosa de su intimidad mística, pero tiene otro ente –desde luego de ángel no tiene nada, pues ella no es mujer de creencias religiosas– que la protege de cualquier mal. Solo con una ayuda procedente de otra dimensión –un despacho bien situado, por ejemplo– se puede entender que siga siendo el ojito derecho de Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira. Asunto que cae en sus manos, asunto que acaba en fracaso. El último ha sido el de los bedeles de los centros sociales; adjudicó la concesión a una nueva empresa, que se comprometió a subrogar a todos los trabajadores y su primera decisión ha sido poner en la calle a diez. Marcelo, por favor, date una vuelta por María Pita, a ver si le encuentras aparcamiento a la concejala en algún sitio.

La concejala que necesita un ángel de la guarda de verdad

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