Una concejala a la que se empobrece y otra que no gasta

SI la pseudopeletera Silvia Cameán, musa del sector pijo de la Marea, nasí pa’ganá, es celosa, las grietas que se han empezado a abrir entre la xente do común van a dejar en nada a la que ha surgido en Kenia y amenaza con partir África en dos. A ella le dan todos los años dinero para la renta social, “unha ferramenta para medrar”–aún no se sabe si ella o el Gobierno municipal, pero los desfavorecidos no– y después se la van quitando hasta transformarla en una pobre de solemnidad. En cambio, a la psicomotriz Claudia Delso le dan millones y millones y no los gasta. Quizá de niña sufrió un trauma al romper de un martillazo el cerdito de barro donde guardaba sus ahorros, pudiera ser, pero lo que no se entiende es que pasen los años y la partida destinada a los presupuestos participativos siga en el cajón casi sin haberla tocado. Este vez le han correspondido tres millones, a los que habrá que aplicar un tratamiento fitosanitario para que no les salga musgo, porque aún está pendiente de ejecutar el 71% de los correspondientes a 2017 y 2018... Habrá que esperar a ver si hay escena de celos o no.

Una concejala a la que se empobrece y otra que no gasta

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