La ciudad de las plantas


EL todopoderoso Caballero, don Abel, lo controla todo en Vigo. Los votos le dan un poder absoluto y si no se cuelga el Magnum 45 del cinto e impone la ley a este lado del río Lagares (“Voy a acabar con la inseguridad en las ferias. Los delincuentes no van a tener respiro”). Sin embargo, hay algo en la ciudad que se escapa a las papeletas y a la pistola: la plantas. En la de Citroen mandan los franceses; el dinoseto lo instalaron inicialmente en una plaza que no era la que él quería; la semana pasada un hombre se llevó dos árboles de la Gran Vía para arreglar su jardín; ahora la Policía ha descubierto una nave de cultivo de marihuana con 1.000 plantas... Solo falta que los chinos den plantón al Celta, aunque en el fondo eso es lo que quiere el alcalde, que podría ir pensando en abrir un museo de la Botánica.

La ciudad de las plantas

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