El cerebro jurásico que anda por la NBA

DICEN, la verdad es que suelen decirlo los bajitos, que a los altos les cuesta pensar porque su corazón no tiene fuerza suficiente para bombearles al cerebro la sangre necesaria para que razonen como personas normales. Jordan Clarkson, jugador de los Cleveland Cavaliers de la NBA, no es un gigante –mide 1,96–, pero o tiene el corazón pequeñito o el aparato circulatorio deficiente, porque el coco no le funciona bien. Si tuviese la materia gris en condiciones no habría dicho una parvada tan grande como que: “Los dinosaurios eran de personas grandes”. Tiene suerte de que esos langranes se extinguiesen, porque si no, él no pasa del minibasket.

El cerebro jurásico que anda por la NBA

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