Una caza muy peligrosa


UN tropezón con un viandante, un traspié en una acera rota o un bocinazo de un conductor son los peligros a los que se exponían los cazadores de Pokémon cuando caminaban por las calles enfrascados en sus batidas. Eso ocurre en el mundo civilizado, pero la Rusia de Putin es como es y Ruslan Sokolovsky se arriesga a cinco años de prisión por entrar en una iglesia a cazar un Pokémon. En tiempos de la URSS lo hubiesen premiado y ya no digamos si cazaba a un sacerdote, entonces lo nombraban Héroe del Proletariado. Pero ahora...

Una caza muy peligrosa

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