Cadáveres bajo las alfombras

cuando un nuevo gobierno entra en alguna administración lo normal es que el saliente tenga miedo (a veces auténtico pavor) a que los nuevos responsables tengan la tentación de levantar las alfombras. El ejercicio del poder, ya se sabe, deja siempre algunos cadáveres y a nadie le gusta que le afeen la herencia destapando algún vacío en su gestión. Sin embargo, en el caso del Ayuntamiento de A Coruña ni tan siquiera fue necesario utilizar perros especializados para que localizaran de dónde procedía el mal olor. Bastó con mirar en las carpetas de pendiente para encontrarse con los cadáveres de cuatro años de inacción que ahora, por fortuna, están volviendo a la vida. En determinados campos, algunos tan sensibles como el de la restauración de viviendas, los gestores que se autodefinían como los de la transparencia tenían, durmiendo el sueño de los justos, cerca de 500 solicitudes sin resolver. Eso es eficiencia.

Cadáveres bajo las alfombras

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