El buen ambiente se fue acabando

EL buen rollito que existía entre el presidente de la Xunta y el nuevo delegado del Gobierno ha durado más bien poco. A cuenta de los plazos del AVE uno y otro han ido subiendo el tono de sus intervenciones hasta el punto de que, ahora mismo, estamos al borde del colapso. Cada día Feijóo le recuerda al Gobierno central el compromiso de fechas y, por su parte, el Gobierno central se encoge de hombros, reafirma su apoyo a la obra y, acto seguido, añade un ya se verá cómo van las cosas, eso sí, sin comprometer una fecha concreta para la finalización de los trabajos. Y, en esas estamos.

El buen ambiente se fue acabando

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