BONO, no el político, sino el cantante de U2, es un tipo extraño –el político también tiene lo suyo–; hasta casi un poco apocalíptico. Incluso tiene algo de siniestro –habría que preguntarle a las hijas de ZP, aquellas que aterrorizaron a los Obama cuando aún era unas niñas, qué piensan de él–, pese a que su música navegue por el rock, el post punk y el rock alternativo. El caso es que se ha destapado con la confesión de que vivió una experiencia cercana a la muerte, un hecho que ha definido como “un evento de extinción”. Igual hasta empezó a caminar hacia una luz muy blanca y quienes estaban allí la apagaron al ver que era él. FOTO: bono | aec