Aznar y el pluriempleo

DESDE que renunció a la presidencia de honor del partido al que condujo al deshonor más absoluto, pues durante su imperio fue cuando la corrupción se desbocó y se metió a lobista, con “b”, no con “v”, o sea, no será un depredador de mujeres, sino de voluntades, Aznar tiene mucho tiempo libre y se aburre tanto que cada dos por tres se explaya con una homilía. Todas ellas llevan el mismo título: “Duro y a la cabeza a Rajoy”. Los pocos minutos que le quedan los dedica a hechizar a Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez, que ya quiere reforzar su partido con los hoolingans del expresidente. Embutido en un traje de neopreno, el hombre naranja bucea por los sumideros en busca de esas joyitas. Pero todo eso aún es poco para Aznar, que para no desperdiciar ni un segundo de su existencia ha fichado por Latham & Watkins, el bufete más grande del mundo. No parece fácil que vaya a acabar como abogado defensor de O Chiclé ahora que ha renunciado José Ramón Sierra, pero conociéndolo...

Aznar y el pluriempleo

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