Assange siente pavor por el aseo

ALGO tenía que haber detrás de las prisas de Ecuador por conceder la nacionalidad a Julian Assange y echarlo de su embajada en Londres. Un amigo del informático más conocido del mundo, pero al que ningún empresario confiaría la seguridad de la red de su empresa, lo ha desvelado: es un guarro. No se ducha, es capaz de pasarse días y días sin cambiarse de ropa, lo come todo con la mano y se limpia en los pantalones –“ nunca he visto unos pantalones tan grasientos”–. El Gobierno ecuatorianos e ahorraría un montón de dinero en ambientador poniendo en la calle al padre de WikiLeaks. A lo mejor hasta equilibraba el déficit del Estado, de ahí su interés.

Assange siente pavor por el aseo

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