El acoso y derribo a Ramón Espinar

NO les falta cierta razón a los podemitas cuando arremeten contra quienes critican a Ramón Espinar por lo de la venta de su piso de protección oficial. Al fin y al cabo, pelotazos en este país los ha habido siempre y, por supuesto, de mucho más que de 20.000 euros (invertidos además sabiamente en pagarse un máster cuya matricula costaba 3.000 euros y un ordenador, se supone que de 17.000 euros). Y también es normal que cierren filas y se nieguen a que dimita. Al fin y al cabo en sus puestos también sigue Errejón, más conocido por el niño de la beca en diferido, o Echenique, pagador en negro, o el propio partido en general, beneficiario de millonarias inversiones de democracias tan arraigadas como la venezolana o la iraquí. Esta claro que, de la casta o de enfrente, en este país no dimite nadie, por mucho que te otorguen una vivienda de protección oficial a dedo y que luego te saques unos eurillos con ella.

El acoso y derribo a Ramón Espinar

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