Si uno se dedica a robar, es de suponer que igual que no respeta la propiedad ajena en general, tampoco va a hacerlo con una tan particular como la de la iglesia de Santiago. Van tres veces en un año que se llevan la bajante de cobre de un lateral del templo. La parroquia estudia instalar algún tipo de defensa metálica disuasoria. Mejor sería un foso con cocodrilo.
