Dos activistas, aunque no sabemos qué es lo que tienen activo, vertieron pintura sobre un cuadro, valga la redundancia, de Colón en el Museo Naval de Madrid. Y dentro de lo absurdo que pueda sonar la protesta, ya corregida, en nuestra cabeza no para de resonar: Museo, Naval, de Madrid. Suena igual que un museo sobre la cultura de las Comoras en Coruña.
