Como los tiempos cambian, el equivalente a ese guardia de tráfico que hacía auténticas coreografías con sus brazos en medio de un cruce es el agente que, mirando la fluidez de la circulación, cambia la frecuencia de los semáforos cuando es necesario para evitar atascos. Más de veinte veces al día de media en A Coruña. Al menos es más descansado.
