Las sorpresas visuales de Hans Dieter Zingraff

La obra que Hans Dieter Zingraff ( Karlsrue, Alemania 1947) expone en la galería Atlántica está, sin duda, relacionada con las tendencias geométricas del arte del siglo XX, especialmente el constructivismo; así es desde mediados del 80, aunque, en su trayectoria, ha pasado por diversas etapas, entre las que habría que destacar aquella del compromiso y crítica social que caracterizó a los 70.
Es precisamente en esta década cuando se instala definitivamente en España y es aquí, por lo tanto, donde desarrolla lo más importante de su trayectoria. Su primera muestra en A Coruña la realizó en 2001, con obra que estaba ya en la línea de la actual, y ya entonces dijimos que su geometría rompía con las reglas del perspectivismo clásico; así es efectivamente pues su modo de componer los planos y de usar el color busca destacar que toda idea de volumen o tercera dimensión, cuando se trabaja con el plano, es mera ilusión óptica. No obstante, él aprovecha estos efectos para resaltarlos y para crear insospechadas relaciones espaciales y arquitecturas inéditas que pueden sugerir edificios, habitaciones, muros, fachadas, interiores o exteriores, pero pronto descubrimos que se trata de un buscado trompe l`oeil y que el efecto de profundidad viene dado por superposición de planos, por una combinación de líneas fugadas, de ángulos quebrados y, por supuesto, de la sabia interacción del color. Así se abren contenedores de sorpresas o ventanas hacia escondidos ámbitos, se yerguen cajas o casas en equilibrios inestables, incluso se despliegan páginas como si fueran libros. Y, aunque domina la ortogonalidad que denota que estamos ante un diseño de regla y escuadra, el artista lo usa para llevarnos hacia todos los territorios de lo posible y de lo ignoto, sobre todo por medio del escorzo, de la línea quebrada, de la diagonal, rompiendo así el estatismo de la horizontal y la verticalidad pura y creando un más allá que continúa en el vacío donde son posibles los lugares de confluencia, pero también de separación. El color, bien modulado en gamas planas y combinaciones rigurosamente estudiadas, con contrastes que permitan un perfecto equilibrio de luz y temperatura, contribuye a resaltar los efectos ópticos; ya creando azules estancias de lejanía, ya cálidas habitaciones de rojo o naranja, ya conventuales sitios de recogimiento, en diversas gamas de gris, de ocre o de blanco.
En todo caso, H. D. Zingraff deja claro que todo arte es sorpresa, vuelo metafísico, que toda obra pictórica es ilusión y que toda arquitectura es invención humana que apela a una realidad “otra”, una realidad creada, no copiada y que desde ella nos llama el infinito de todos los posibles y las sendas que llevan hacia pasajes de lo desconocido y hacia geografías incógnitas.

Las sorpresas visuales de Hans Dieter Zingraff

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