Fotografías de José Bachiller

La sala de exposiciones del Colegio de Médicos, sita en Riego de Agua, ofrece una muestra de fotografía de José Bachiller (Madrid, 1975), que se formó en esta disciplina en la Escuela Pablo Picasso, en 2001; luego residió en Albacete, donde enfocó su trabajo a reflejar la vida que le rodeaba; actualmente, ya con estudio en A Coruña, sigue inspirándose en los espacios y ámbitos de su entorno, pero para transformarlos en pura poesía, en puro fulgor o –como él dice– “buscando ver las cosas de otro modo”. 
De hecho, podemos afirmar que lo que hace (tal como significa la etimología de la palabra fotografía) es escribir con la luz; así que persigue captar las ondas de energía que viajan en el aire, para dejar sus irradiantes rastros agitándose en ondas  sobre la piel de la noche. Pues todas o la mayoría son fotos nocturnas, que realiza sometiéndolas a una larga exposición, lo que le permite dibujar sobre el negativo lo que le interesa, repitiendo la toma una y otra vez, hasta que encuentra lo que busca. 
Y lo que busca puede surgir de repente, de entre las oscuridades de la noche (ese inasible folio tintado que es tan propicio a la inspiración), como en la serie que llama “Out the blue”, en la que flotan, semejantes a páginas apiladas de hojas superpuestas, ráfagas luminosas blanquecino-celestes, que  viajan sobre aguas oscuras, como transportadoras de aéreos mensajes. O bien, lo que aparece son huidizas y afiladas líneas brillantes, que semejan encendidos cables eléctricos o móviles ondas de diagramas, escribiendo sobre las aguas de la Marina sus vibraciones secretas. 
Pensamientos cargados de energía positiva son sus “Juegos del agua”, donde lo profundo, quieto e insondable encuentra su contrapunto en lo móvil y ligero de las delicadas y huidizas líneas de luz. Y no pueden faltar los alientos dorados del sol, y las auroras boreales y los resplandores liminales de la Torre de Hércules y los encuentros  de cálidas energías rojo-anaranjadas que dibujan cruces de amor. 
Pero también aparecen configuraciones con forma de medusa o de pez, como en la serie que titula “Animals”, donde los haces de rayos crean entramados de alígeras mallas, y se puede percibir que toda forma encuentra su contrapunto en otra y que toda la realidad es, para los ojos avisados, una inmensa metáfora; así, las aguas de abajo, con sus nocturnales criaturas, encuentran su contrapunto en las aguas de arriba. 
Cantan y brincan, en estas fotos, los irisados reflejos, en acordes de color bien temperado y, aunque captados en un instante, se siente su inasible e inquieto pasar, esa danza continua e imparable; de manera que con justicia dice él que le gustaría ser el Michael Jackson de la fotografía, o, lo que es lo mismo, dejar constancia de que todo es ritmo coloreado, cadencia indetenible, y eterno juego de luces sobre las secretas sombras del espacio inmenso. 
J. Bachiller es mucho más que un fotógrafo, es un apasionado medium que, con paciencia infinita, trata de aprisionar  las energías sutiles y  las polifonías cromáticas que solo pueden hacerse visibles en el espectro de la luz.

Fotografías de José Bachiller

Te puede interesar