EXPRESIONES DEL ATLÁNTICO

Con el título de “Expresiones del Atlántico” se han dado cita en el Centro Social Cultural de Afundación, las pintoras Marta Pardo de Vera, Guadalupe Sanjurjo y Marta López Castro; en las tres late esa pasión creadora que permite darles el apelativo de artistas. La más ceñida a un concepto clásico de la pintura es Guadalupe Sanjurjo, tal vez porque, tras haber hecho los estudios de Bellas Artes en Madrid, se ha dedicado a la enseñanza de la plástica en el instituto de Zalaeta. No se ha prodigado mucho en el ámbito expositivo, aunque tuvo unos inicios muy auspiciosos, en la década del 70, siendo saludada con gran respeto por críticos como F. Mon, Pablos o Castro Couso. Lo suyo es, fundamentalmente, el retrato y el paisaje, géneros en los que demuestra su domino del oficio, especialmente en el paisaje donde  aparece ese hondo sentimiento de comunión con la naturaleza, tan nuestro, tan galaico (o atlántico, si aceptamos el epígrafe con que ellas se presentan).
M. Pardo de Vera tiene una larga trayectoria de todos conocida. Se mueve en el terreno de una figuración no naturalista, es decir, no copia la realidad, sino que expresa con un dibujo muy suelto y personal y con un exaltado cromatismo aquello que nace de sus conmociones internas y de las emociones que los menudos dramas humanos, propios y ajenos, le provocan. Sus cuadros, pues, podemos decir que narran historias o que fabulan con el pincel nostalgias y ensueños, Asignaturas pendientes, paraísos de la infancia y evocaciones del tiempo ido. Su obra ritma con un sentir cordial y se expresa con un cromatismo igualmente intenso, de gamas encendidas y cálidas, que canta, con paradójica alegría, los obstáculos y las pérdidas.
Marta López Castro comenzó a exponer en la década del 80 y mereció una mención honorífica, en 1982, en la exposición de la Fundación Barrié: “El arte naïf o ingenuista gallego”. Siguiendo tal tendencia naif ella se expresa con la espontaneidad y la inocencia del niño y del primitivo, con una figuración gozosa, de cuento de hadas y un colorido jugoso, en el que priman las intensidades del dorado cuando quiere hablar de las geórgicas tareas del campo, en el que se afanan felices campesinos o usa los ensoñadores malvas y morados que hacen de los viñedos una fiesta de los sentidos, además aquí y allá vibran las copas verdes de los árboles o se deslizan cantarines riachuelos. Así que sus cuadros nos devuelven un edén encantado donde todos los seres viven en idílica armonía.
Tres expresiones, pues, de tres artistas nuestras, que amplían el horizonte de lo posible.

EXPRESIONES DEL ATLÁNTICO

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