La España “simona”

Hay una España, y muy numerosa, hasta quizás mayoritaria a la que le resbala que se oculten 20.000 muertos, que la engañen una vez tras otra, que no solo se traga la mentira sino que la jalea y la aplaude, hay un España que ha convertido en héroe a un mentecato que aseveró que la pandemia serían como mucho cuatro casos, que las mascarillas eran un estorbo innecesario, que estaba todo bajo control y que no había problema en irse de manifestación multitudinaria y que ayer, hoy y mañana seguirá calzando embuste tras embuste y simpleza tras simpleza, muy sonriente siempre, ya no se sabe si por ineptitud supina o por mendacidad sumisa, a una población, y, esto es lo inaudito, que lo exhibe en camisetas, sacándonos la lengua y se parte las manos aplaudiéndole. Supongo que es porque lo consideran de los suyos, y por serlo ya tiene bula para insultarnos, porque eso es lo que lleva haciendo Fernando Simón desde hace meses. Por ello somos el país del mundo, contando las verdaderas cifras cercanas o incluso superiores a los 50.000 muertos, con mayor mortalidad porcentual, donde mayor porcentaje de sanitarios se han contagiado y donde los estragos económicos estan siendo más terribles. España ha perdido en lo dos primeros trimestres del año cerca del 25% de su riqueza.

Para que nos partamos las manos aplaudiendo, como se hizo en lo balcones, que se creían alguno que era a los sanitarios y era a Simón y a Sanchez, como hacen ahora su claque gubernamental y parlamentario. ¿Que aplauden más: los 50.000 muertos o los millones de parados, que cuentan cuatro y son, al menos, seis porque aquí escamotean los parados temporales?.

La España “simona” es la más penosa conclusión de esta pandemia. Es la que no quería ni ver la grima, ni dolor, ni ataudes y que ahora, como ocultó a los anteriores, quiere ocultar el paro, la miseria y la angustia y que sale en tromba por las teles diciendo que ya está, que ya se ha pasado, que la recuperación ha comenzado a toda maquina. Vamos que sólo hay que ver como están viniendo a millones los turistas, que según el ínclito Simón, mejor que no vengan.

La España simona que ahora se desentiende y carga sobre cualquiera excepto sobre ellos que son quienes tienen el poder de hacer algo, la responsabilidad de los rebrotes, que ya son manaderos y sus consecuencias que van a ser terribles. Pero que sigue en su infantilismo suicida y el buen rollito de superioridad ante quienes un día acusaron de catastrofistas por decirles que no, que esto no se arreglaba con lavarse las manos, sino que había que tomar medidas inmediatas y hacer test, eso que dicen, en el colmo de la insensatez pues al menos podrían detectarse a los infectados y prevenir los focos y contagios, que no valen para nada como decían que no valían las mascarillas, pues en su dejadez e ineptitud no eran capaces de conseguirlas.

La España “simona” es la que manda, la que es hegemónica en los medios, la que se supone progresista, buena y avanzada. Es la que domina el relato y el mensaje. Es la que mola. Como preclaro ejemplo de los muchos cotidianos les daré uno que me ha pasado. El finalista del Premio Planeta de este año, Manuel Vilas, ante el desplome de ese 18,5% en el PIB, se venía a congratular por ello porque así volveríamos a ser pobres, dignos y mejores. Contesté que eso significaba “Paro, miseria y angustia”, que “valiente gilipollez el decirlo y que sólo demostraba que no haberse visto ni rozado por ello”. Me bloqueó, claro. La España “simona” no admite ni la crítica ni la réplica pues en ellos esta depositada la bondad y la verdad absoluta. El resto, los que no somos “simones”, somos fachas.

La España “simona”

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