EL PESCADO NO ESTÁ VENDIDO

Políticos y opináticos parecen haber alcanzado un acuerdo sobre los resultados de la próximas elecciones y desde que se empezó a vislumbrar que íbamos a tener que volver a las urnas, o sea, el mismo 20-D, aunque Sánchez no se diera cuenta, vienen a concluir que saldrá más menos lo mismo y que en eso es en lo que coinciden las encuestas. Yo no lo tengo claro y me parece, por el contrario, que no está el pescado vendido y que lo que puede pasar es que por un punto una petaca y que si se mueve un par de puntos arriba o abajo para un partido u otro nos vamos a encontrar con alguna sorpresa.
Puedo aceptar que sobre los 350 escaños, unos 300 sí que están ya predeterminados a donde irán a parar. Pero calculo que unos 50 están en disputa y unos puñados de votos pueden inclinar balanzas. La ley D’Hont y las circunscripciones territoriales hacen que ciertos repartos no se sepan hasta el último momento. Decisivo puede ser en no pocas de ellas la cuestión decisiva de ser 3 o 4 fuerzas. En ese elemento el uno puede cosechar una ristra de asientos mientras que el otro quedarse compuesto y sin premio. Esta cuestión va a determinar en muchos lugares si lleva el gato al agua Podemos o Ciudadanos y si se consolida la posición de los primeros o si los segundos se sacan la espina de las anteriores donde quedaron por debajo de sus expectativas. A los de Rivera la encuestas les suelen tratar mejor que las urnas.
Pero la clave más va a estar en una línea divisoria que puede hacer cambiar el panorama. Es la barrera del 30% de los votos. El PP tiene como elemento esencial alcanzarla y sabe bien porque es tan decisiva. Resulta que una subida de 2 puntos puede significar el alcanzar y sobrepasar el listón de los 130 escaños. Con ello están soñando en Génova 13, aunque saben que no va a ser tarea fácil.
Por el lado socialista la procesión es otra y a lo que están es a resistir el empuje podemita y que no les de la temida pasada por la izquierda. Con que solo se produzca en votos y aunque no lo fuera en escaños, tendría efectos demoledores y provocaría un terremoto cuyas consecuencias ni siquiera se vislumbran. Entonces no sería solo una cuestión de muerte política de Sánchez sino que sería el PSOE el que entrara en riesgo de descomposición. Sabemos que mayorías absolutas no habrá y que esta vez ya sin andarse con monsergas habrán de pactar y formar Gobierno. Pero los resultados del 26-J van a determinar las hegemonías en esos pactos. A la luz de los votos ya verán como mucho de lo dicho hasta aquí son palabras que se llevó el viento.

EL PESCADO NO ESTÁ VENDIDO

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