Silencio, se negocia

Lo dice en la radio Martín Ovejero, un experto en comunicación no verbal. En su áspero cruce parlamentario del lunes por la tarde vimos a un Iglesias “crecido” y a un Sánchez “cohibido”. Un mal rato del presidente frente a la ira de un líder podemita herido en su autoestima. A partir de ahí cambió el tono en los tratos PSOE-UP, previos a la segunda votación de investidura, ya por mayoría simple, hoy, jueves, en el Congreso de los Diputados.

Hay quien lo explica con un juego de palabras: “O Podemos entra o Sánchez sale”. Eso nos remite al estado de necesidad que agobia al presidente-candidato tras el fracaso de su metodología. La que consistía en buscar culpables, no cómplices. Como si el problema fuera de los otros.

Los otros le aguantaron la mirada y lo pusieron en evidencia. A la hora de votar, el martes pasado, el rey estaba desnudo. Con el obligado apoyo de los suyos y el solitario acompañamiento del ingeniero Mazón (Partido Regionalista de Cantabria).

Creyó Sánchez en el efecto movilizador y taumatúrgico de su llamamiento a emprender “la segunda transformación” y de sus apelaciones a los mejores cuarenta años de la España convertida en una de las veinte democracias plenas del mundo.

Pero su discurso, cargado de voluntarismo, más extenso que intenso, un volquete de propuestas sin saber cómo van a costearse y con qué otros apoyos, emitió un llamamiento general, no dirigido a concretos compañeros de viaje sino orientado a ser investido por abstención diversificada de unos y otros.

Al descubrir que Podemos no entraba en los planes de Sánchez, Iglesias se enfureció y declaró públicamente que no estaba dispuesto a dejarse humillar. Quedaba claro que la temeraria fe del candidato en que los diputados de UP eran tierra conquistada no había pasado de ser una apuesta temeraria. Desbordado por el ataque en tromba del líder morado, fue el peor rato en la vida política de Sánchez.

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, se permitiría sentenciar después: “No sabemos si su pareja se ha quedado sin silla o ustedes se ha quedado sin pareja”. Y esa incógnita es justamente la que mejor expresa el minuto y resultado del hilo negociador PSOE-Podemos, recobrado después de que ambas partes se mostraran dispuestas a intentarlo de nuevo, a pocas horas de la votación prevista para este jueves.

Pedro Sánchez y sus guionistas han comprendido ya que va a ser imposible gobernar sin deber nada a Unidas Podemos. Harán de la necesidad virtud con tal de no volver a las urnas. Silencio, se negocia. Ahora con la voluntad de acuerdo que antes no había por parte socialista.

Silencio, se negocia

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