Sin patadas al tablero

¿Recuerdan ustedes a don Cicuta, el cascarrabias del “Un, dos tres, responda otra vez”? El mismo papel de malo, caracterizado de ogro, hizo Donald Trump durante catorce años en un programa televisivo donde se ponía a prueba el talento de los participantes. Fue entonces cuando el futuro presidente de EEUU, popularizó la frase “¡Queda usted despedido¡” (dígase con ánimo de humillar aún más al concursante perdedor).
Excelente metáfora de lo que nos espera si el ganador de las elecciones norteamericanas cumpliese de verdad sus promesas y proyectase la personalidad, los discursos y las actitudes mostrados durante la virulenta campaña electoral. Está por ver. De momento, su discurso de ganador en la misma noche del recuento fue bastante más conciliador de lo que cabía esperar. Nada que ver con sus desvergonzados mensajes anteriores.
Trump ha iniciado el higiénico tránsito entre el candidato adicto al juego sucio y su futura condición de presidente determinada por el sentido de la responsabilidad ante la historia y los países del llamado mundo civilizado. Esta segunda naturaleza del cargo se impuso en su comparecencia pública, nada más conocerse el resultado: sobrada victoria, tanto en votos “electorales” como en votos “populares”, que por primera vez desde 1928 pinta un escenario de poder concentrado en manos del mismo partido. Cámara de Representantes, Senado y presidente “republicanos” durante los próximos cuatro años.
A lo que íbamos. Ni gota de populismo agresivo en dicha comparecencia ante sus fogosos seguidores. De pronto vimos a un Trump alistado en la cultura del diálogo (“Haremos pactos justos con todos los países”). Sobre “bases comunes”, según su propia formulación. O sea, que no tiene la menor intención de declarar la guerra al llamado establishment ni dar una patada al tablero de la noche a la mañana.
Fue su forma de tranquilizar al mundo y sus conciudadanos: ¡que no cunda el pánico! “Seré el presidente de todos”, dijo quien había abominado de inmigrantes, negros e hispanos. A partir de ese momento los mercados bursátiles empezaron a remontar tras los desplomes registrados a medida que el recuento consolidaba la victoria de Trump.
En ese léxico de quita y pon que contamina las redes sociales habría que decir que la realidad le ha propinado un zasca a los analistas, encuestadores, politólogos y clases dirigentes. Después del “brexit” y el tratado de paz de Colombia, tercera en la frente: el “brexit americano. Aunque soy de los que creo que, empezando por los propios cuadros del Partido Republicano, distanciados de Trump durante la campaña, los poderes reales de EEUU, nunca permitirían un autócrata en la Casa Blanca. 

Sin patadas al tablero

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