Solo es oportunismo

Es el poder, la lucha descarnada del poder por el poder. Son maestros en ello. Llevan muchísimo tiempo en ello. No tienen otra cosa ni otra profesión, porque no volverían a ella la mayor parte. Es la droga. La anestesia moral de la pasión por el poder y la seducción por sus prebendas. Lo demás es pura fantochería. Es mentira a medias, o si lo prefieren, conspicuos amigos, verdades a medias. Son poses para la galería. Es un burdo exceso de teatralización y representación. Donde dije digo, digo Diego. O es la enésima receta del tancredismo sin escrúpulos. Una cosa y la contraria. Oportunismo estéril en el fondo, pero oportunismo pragmático.
Mas eso sí, que nadie se rasgue las vestiduras. Es el espectáculo de los partidos. Es el cinismo llevado a potencia. Es la demagogia aderezada de esperpento valleinclanesco. O tal vez el maestro Don Latino de Hispalis era más inteligente que el puro callejón de los espejos, cansino y somnoliento, evocador y contador de mil y una historias.
Dejemos ya la farsa, la impostura, la bambalina y el teatro. Dejemos ya el postureo. Tampoco es una partida de poker ni reparto de cartas, aunque la elección de la mesa del Parlamento evidencia demasiados tahúres. Se acuerdan de aquella barbaridad guerrista a propósito de Suárez? Ay, qué políticos aquellos. Ay, qué lástima la de ahora. Cuanta mediacridad, ¡¡¡ manca fineza, o porca putana!!! Como dirían los más aguerridos transalpinos.
Casi cuatro años de enfrentamiento visceral, cainita, taimado, hipócrita entre la Genaralitat y Convergencia y Madrid y populares y ahora, estrategia, poder, asientos, prebendas, estirar las reglas de juego a causa de una jurisprudencia de intereses ciega y que lo único que permiten es un auténtico fraude de ley, eso es la política, la que quieren representar todos. Apaga y vámonos. Regeneración? Pura mentira de cara a la galería, salvo que entendamos que no ser vicepresidenta de las Cortes una señora del sur con verbo iracundo, soflama incendiaria y invectiva jocosa e insultona se llame política y regeneración.
Mucho nos queda por aprender en este ruedo ibérico, yermo de ideas y de crítica, sobre todo autocrítica. Tenemos lo que nos merecemos y ellos tienen lo que se merecen. Nadie gana. Juegos de suma cero reducidos a la iniquidad. Silencio, silencio hipócrita y cómplice. Mentiras a medias, verdades equidistantes. Preparémonos para todo. Ya lo hemos visto en el pasado. Todo vale. También el titular cualquiera.
Sobre todo exposición mediática, visibilidad. La gestión no importa, la gobernabilidad una mera y evanescente entelequia, el fin y el medio. Conquistar el poder a cualquier precio. Esa es la corona, no real, sino fáctica. Luego ya se irá haciendo todo, sobre la marcha, pero sobre todo, improvisando, porque este es el país de la improvisación y de los corruptos, de los defraudadores, pues ¿qué es eso de que treinta mil muertos sigan cobrando sus pensiones?, ¿qué buena fe tienen sus familiares o cercanos que han defraudado y qué control en la sociedad digitalizada y vigilante que nos circunda existe por la administración? Patético patetismo. Es lo que hay. Puro oportunismo y pragmatismo. Quizás la alcaldesa de Madrid se equivoca cambiando el nombre de la calle al general Millán Astray por la de Inteligencia. Ni Astray ni Unamuno, ni Rectorado. Pero ante ambos, la elección es clara, la inteligencia, pero de esta hay muy poca en este país vanidoso, envidioso y cicatero. Ahora eso sí, un gran país pese a todo también peses a sus políticos y sus ciudadanos abúlicos.

Solo es oportunismo

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