Saltos sobre el vacío

El terremoto político no amaina, pero tampoco cobra fuerza. El sufflé no crece. Al contrario. Pero ¿hasta dónde llegará este tsunami que ha crecido sobre las mareas del descontento, el hartazgo, la desconfianza, la falta de credibilidad de lo tradicional? Mueven las bambalinas de una retórica demagógica y aceptable por el ciudadano. Percepciones y emociones, pero no propuestas, no hay debate. Solo constatación de la rabia y el hartazgo acumulado durante estos años de crisis y recortes. Miles de personas acudieron a la llamada de Podemos. Populismo, demagogia, lenguaje directo se dieron cita en un gran anfiteatro olímpico donde los líderes de la formación se crecen, levitan, vibran y hacen vibrar. El secreto, ninguno, hablar de las cosas por su nombre. Sin propuestas serias, tangibles, probadas y contrastables. Pedagogía emocional. Llegar a las llagas supurantes de una sociedad que había perdido la ilusión por la política, por el sistema y por valores democráticos. Unas llagas que escuchan algo más que melodías de Hamelín, y cuentos quijotescos que identifican con las larvas de una corrupción que ha corroído las entrañas de esta sociedad hasta ahora silente, pasiva, aturdida por su ensimismamiento.
Iglesias, Errejón y sobre todo, Monedero, el cerebro de las ideologías populistas, son como los corredores que enfilan la recta con su pértiga dispuestos a buscar esos huecos que la recta, el pueblo, deja despejados por tomar impulso y saltar. Doblan la pértiga hasta la extenuación y saltan. Una caída sobre un colchón de descontento, un magma que ha calado por la soberbia, por los errores, por la falta de explicación de otros. He ahí un error de los políticos tradicionales, no querer, no saber, no intentar explicar el porqué de las cosas, el porqué de las decisiones, las más traumáticas. Explicar consecuencias de unas causas que otros por irresponsabilidad habían ignorado y diluido en la nada y en la mentira ahogada de ineptitud.
Los miles de ciudadanos que acudieron a la llamada de ese “cambio” que propugnan sin decirnos ni cómo, ni en qué, si sobre qué bases y cuándo lo harán, ni siquiera piensan en el esfuerzo que ha hecho Rajoy para enderezar un rumbo que nos llevaba al desastre. Ni en el porqué de sus decisiones, ni en lo que ha significado para muchos, los que han soportado esta crisis. Ellos no votarán al partido del gobierno, y sí de momento a un Podemos que se encuentra en un estado lento de deshinchamiento del sufflé. Dieron la patada en el lodazal, pero no controlan a dónde ha ido aún el balón.

Saltos sobre el vacío

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