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Un poeta al ‘desnudo’: el último epistolario de Curros Enríquez

Curros Enríquez
Retrato de Curros Enríquez
Archivo RAG

Ningún género literario podría arrojar más luz sobre el interior de un escritor, sobre su persona más allá de sus letras, que el más privado de todos ellos: el epistolario. Las misivas privadas de Curros Enríquez, legendario poeta gallego, con su amigo José Ojea, así lo atestiguan. Ambos intelectuales compartieron un fluido intercambio de cartas a lo largo de los años que, ahora, tras su recuperación hace escasas semanas, dejan ver el lado más íntimo y personal del emigrado escritor, figura clave del Rexurdimento. “Todos aquí están locos conmigo”, llega a confesar en una de ellas el autor, en referencia a cómo le trató la ciudad de A Coruña en los días previos a su histórica coronación como poeta.

Estas cartas inéditas, 32 en total, fueron recuperadas gracias a Delfina Padín, descendiente de Ojea. La Xunta las presentó a mediados del septiembre pasado: se trata de un compendio de misivas que el autor de Celanova le envió entre junio de 1904 y enero de 1908 a Ojea, algunas de ellas escritas tres meses antes de fallecer en la Habana, y en las que se aborda todo tipo de temas personales (como las familias de ambos o las enfermedades que atravesaron los dos), políticos y sociales.

Documentos históricos

Xesús Alonso Montero, ensayista y miembro de la RAG (institución de la que también fue presidente entre 2013 y 2017) y experto en Curros Enríquez, señala que este hallazgo tiene un valor histórico y literario incalculable. “No epistolario de Curros Enríquez, que eu coñezo bastante ben, non encontrei o que encontrei nestas cartas que coñecín hai pouco”, explica: “Nelas hai unha serie de confidencias e de comunicacións de intimidades, de cousas que un só di a persoas que un quere moito e que sabe que son dunha gran responsabilidade moral”. Confesiones que Curros valoraba y echaba de menos cuando no se carteaban, como expresa en una de las misivas: “Sin duda tu conciencia, que es justa, comprendió que me herías con tu rápida ausencia y quiso contentame con esas letras (en referencia a una nueva carta) que aunque no sea más que por un minuto prolongan tu conversacion, de la que estaba hambriento”.

Curros Enríquez era un home de carácter moi ríxido, cun sentido da moral moi estreito que facía que moitas veces perdera amigos ou directamente non os fixera porque era moi difícil conectar cunha persoa tan unida aos principios que profesaba”, comenta. Por tanto, esa desnudez de Curros en estas cartas, apunta, solo fue posible gracias a su interlocutor: el boticario José Ojea. “Ojea, que era farmacéutico en Cortegada, unha vila pequena próxima a Celanova en Ourense, é o destinatario axeitado: é o interlocutor idóneo de Curros Enríquez”, explica.

El legendario poeta gallego se carteó a lo largo de toda su vida con José Ojea, amigo y confidente con el que dejó ver su lado más íntimo

Lo fue, en parte, por su biografía. “Hoxe temos unha idea moi distinta do que eran os boticarios e farmacéuticos da época. Daquela eles fabricaban moitos fármacos, e nas súas boticas moitas veces tramáronse revoltas e revolucións, deseñaronse revistas…”, explica. “Ojea, que foi diputado no 1873 da Primeira República, é unha persoa que concorda completamente cos seus ideais”, añade: “Curros tamén era republicano, coñécense en Madrid cando teñen 20 anos e logo esa amizade seguiu para sempre”. “O valor testimonial das cartas é enorme porque vese que Curros Enríquez, un home que non se casaba nin se confesaba con ninguén, faino con José Ojea”, resume el experto.

A Ojea, por ejemplo, Curros le hablaba del proceso de emigración que vivió. “Curros, que emigrou a Cuba no 1894, decide ir a Galicia no 1904 para tratar de ver un pouco como estaba o panorama social, intelectual e político, e ver se podía quedarse”. Las cartas, precisamente, dan cuenta de esta vuelta y de su marcha, y ambos comparten parecer y opinión sobre distintos aspectos de la época, como otros escritores. “Curros íspese: presentase diante do seu amigo e di cousas do seu fillo Manolo, ou do seu fillo maior, Abelardo, ou de determinados poetas galegos da época, como Eduardo Pondal, que non lle tiña comunicado a ninguén”, comenta Alonso.

Curros Enríquez se carteó  a lo largo de toda su vida con José Ojea
Imagen de las cartas escritas por Curros durante su estancia en A Coruña
  Fotos: Archivo El Ideal Gallego

Coronación como poeta

Esa desnudez también le lleva a hablar de su coronación como poeta en A Coruña, pidiendo a su amigo que acuda: “Debes, pues, ponerte en camino y venir para asistir á los espléndidos funerales que quieren hacerme nuestros paisanos y á los que voy a asistir en vida, como dicen que asistió D. Juan de Mañara y el emperador Carlos V”. “Tu presencia aquí es imprescindible porque buena ó mala, mi presentacion al mundo literario en Galicia obra tuya fué: tú me armaste poeta, por decirlo así, como en la Edad Media se armaban caballeros; y es obligación de todo padrino no desamparar en andanzas semejantes á sus apadrinados”, le dijo en una carta.

Poco más sabemos del acto de coronación en sí mismo por las cartas, pero sí de los días previos, en los que Curros se dice sorprendido por cómo le trataban en A Coruña, empezando por los periódicos: “Se ocupan de mi con verdadero derroche de elogios y bombos que me dejan anonadado. ¿No te parece que hay en todo eso algo de ironía y rumba?”. “Estoy abrumado porque nunca tal me pasó”, le confiesa a su amigo en la misma carta, en la que teoriza con el por qué de tales tratos: “¿Porqué me tratan así? ¿Obedecerá todo esto á una consigna de Dª Emilia (Pardo Bazán), cuyo coto profane con mi planta de réprobo? Díme lo que te parezca y aconséjame qué debo hacer porque ¡Che digo que estou parvo!”. “Todos aquí están locos conmigo”, aseveraba.

Su coronación no sería, en cualquier caso, el único acto simbólico de gran calado histórico en A Coruña relacionado con Curros, pues su entierro, en 1908, fue el más multitudinario de la historia de la ciudad. Una urbe, además, que ha expresado su cariño por el poeta en numerosas ocasiones, al concederle su nombre a una calle y a un colegio y al inmortalizar su figura con uno de los monumentos más grandes de la misma en Méndez Núñez.

“Epistolarios galegos hainos marabillosos, pero un tan auténtico, tan sincero, tan revelador, non”, asegura tajante Alonso. Quizá por eso, junto a la editorial Bolanda, publicará (previsiblemente a inicios de 2026) un libro recopilatorio con un facsímil de las cartas y la transcripción. Una oportunidad perfecta de acercarse al Curros más íntimo.