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Deportes

Cuando Scaloni conquistó El Sardinero

El primer tanto del argentino en España llegó como interior izquierdo y tumbó al Racing en 1998

Lionel Scaloni, en un partido con el Deportivo en Riazor de la temporada 1998-99
Lionel Scaloni, en un partido con el Deportivo en Riazor de la temporada 1998-99
ARCHIVO DXT CAMPEÓN

Fue su primer gol en España. Y no solo eso. Supuso un golpe en la mesa. La constatación de que ese chaval argentino tenía condiciones –el carácter ya lo había demostrado– para jugar en la entonces denominada “Liga de las Estrellas”. Ocurrió un 1 de febrero de 1998, en El Sardinero, el campo que este domingo visitará el Deportivo. El autor del tanto respondía al nombre de Lionel Scaloni, por entonces un muchacho de 19 años que apenas llevaba dos meses en A Coruña.

Scaloni llega a Riazor en un momento pésimo. En diciembre de 1997, tras perder 1-0 en Mestalla, el Dépor cae a puestos de promoción por primera vez desde 1992. ¿La diferencia? En el año olímpico era un modesto y en 1997 es uno de los equipos más potentes de España, pues entremedias ha sido dos veces subcampeón de la Liga y una campeón de Copa. Aquella temporada 1997-1988 el equipo coruñés arranca con un presupuesto de 5.000 millones de pesetas, pero los 4.000 que paga el Barça por Rivaldo el último día del mercado suponen una puñalada deportiva por la que el equipo se desangra. Lendoiro se gasta buena parte de lo abonado por los culés en los refuerzos de invierno: Abreu, Scaloni y Manteca. Para entonces, despedido Carlos Alberto Silva, el técnico es José Manuel Corral, un hombre de la casa al que aún hoy no se le ha agradecido lo suficiente lo que hace por el club aquella campaña.

El argentino aterriza con la vitola de campeón del mundo sub-20 y con la fama de ser un mediocampista de banda derecha con potencia, coraje y algo de gol. Tiene un debut accidentado, contra el Sporting de Gijón en Riazor un 4 de enero de 1998. A los dos minutos, Songo’o es expulsado y Scaloni, que figura como interior derecho en el once con el número 12 en la camiseta, es elegido por Corral para ser sustituido. En su biografía, recientemente publicada, recuerda que su camiseta ponía ‘L. Scalone’ y, entre risas, culpa del error al utillero, Suso: “Esa camiseta del debut se la regalé a un amigo de La Coruña, y hoy va a todos los partidos con esa camiseta a ver al Dépor”, apunta en el libro.

Presume de fuelle

El siguiente encuentro es frente al Tenerife en Riazor. Scaloni es titular como lateral derecho y el equipo gana (1-0) y sale de la promoción. Toca entonces un viaje largo: primero para jugar la Copa en Pamplona y después al Luis Sitjar en Liga. En el avión que está a punto de aterrizar en Palma, un Paco Jémez de 27 años pero que ya piensa en su futuro mira por la ventanilla y exclama: “Qué buen lugar para pegar el último atraco”, en referencia a un buen contrato. No recuerdo si Lio, que acabará censado en Palma, lo escucha. Lo entrevisto en el lujoso hotel mallorquín. Me da un buen titular: “Los 90 minutos se me hacen cortos”. No los juega ni en la victoria (0-1) contra el Osasuna ni en el empate (0-0) contra el Mallorca, en ambos casos sustituido por Pinillos en el tramo final.

Un Dépor en franca mejoría recibe después al Barcelona. Gana 3-1 con una exhibición de Djalma y Fran. Scaloni no juega un minuto. Está triste. Se lo comento a Xosé Manuel Mallo, por entonces jefe de la sección de Deportes de El Ideal Gallego, en la que el firmante trabajaba. En su respuesta, Mallo, en tiempos fino centrocampista del Sin Querer, sienta cátedra: “Dálle un consello ao teu novo amigo: se quere xogar en España, ten que ser como lateral dereito. Aquí para xogar en mediocampo pola banda dereita fai falta calidade. Que mire quen xoga no Barça por aí: Figo”. Así se lo transmito al jugador y también a don Ángel, su padre, un encanto de persona. Se lo toman bien.

El siguiente choque es en El Sardinero contra el Racing de Marcos Alonso. Fran causa baja por sanción. Así que queda libre un hueco en el interior izquierdo. Corral duda entre el canterano David y Scaloni. “Todos sabemos que el lateral no es mi posición. Si juego donde estoy acostumbrado no habrá excusas”, dice el argentino en la previa.

Hablo con Lio justo antes del partido, en el hotel. Ya sabe que será titular. Me dice que está contentísimo porque va a tocar mucho balón. Me sorprende su análisis y le pido que me explique su pronóstico. A su juicio, el Dépor es un equipo escorado a la izquierda en ataque, que abusa del juego por esa banda. “Es por Rivaldo. Se acostumbró a atacar por ahí y así sigue, pero ahora ya no está Rivaldo”, analiza el futuro técnico de la Argentina campeona del mundo en 2022. Le puntualizo que esa tendencia viene de más atrás, porque en efecto Rivaldo tenía querencia por esa banda, pero es que, además, el equipo cuenta desde hace años en esa posición con un tal Fran, que no es ni brasileño ni argentino pero tampoco cojo.

El partido le da la razón. Scaloni toca mucho más balón como interior izquierdo en El Sardinero que como lateral derecho en los choques precedentes. Corral sale con cemento armado: Songo’o; Armando, Donato, Paco, Bonnissel; Flavio, Mauro, Naybet, Scaloni; Djalma; y Abreu. El mismo once que contra el Barça pero con el argentino por Fran.

Un bonito gol

El gol es bonito de ver. Pase de Djalminha al primer toque desde el círculo central hacia el carril izquierdo, donde irrumpe como un bisonte Scaloni, toquecito con la derecha del argentino para deshacerse del defensa y definición con la misma pierna con un disparo cruzado que bate a Ceballos. Corre el minuto 55 y el marcador ya no se moverá más. El Dépor se sitúa undécimo, a solo dos puntos de la última plaza para la Intertoto y a seis de la Copa de la UEFA. Ya nadie habla de descenso, sino de Europa.

Finalizado el partido, Scaloni comparece ante los enviados especiales coruñeses. No recuerdo qué dice. Pero sí lo que ocurre después. El hotel donde se aloja el equipo y la prensa, el magnífico Palacio del Mar, está muy cerca del campo. “¿Nos vamos a pie?”, plantea Lio. “¿No tienes que esperar el autocar?”, contesto con una pregunta. No hay respuesta. Me agarra del hombro y emprendemos camino hacia el hotel, por un descampado. Un trayecto de cuatro minutos, quizá menos, en el que un emocionado Scaloni me vacila por aquello que le había dicho unos días antes: “¿Así que solo lateral, no?”. Nos reímos. Al llegar al hotel, mientras sube las escaleras hacia su habitación dando saltos, constato también que los 90 minutos se le han quedado cortos.

Con el paso del tiempo se convertirá en una leyenda deportivista, en el eterno 12. Pero el tiempo también le acabará dando la razón a Xosé Manuel Mallo, pues Scaloni hará carrera en España y en Europa, sobre todo, como lateral. 