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Betanzos

Los 150 años de Betanzos-Norte, la estación donde empezó el viaje que transformó Infesta

Las vías de la Estación de Betanzos-Infesta
Las vías de la Estación de Betanzos-Infesta
Javier Alborés

El viernes se cumplieron 150 años desde la apertura de la Estación de Betanzos-Infesta, la ‘número uno’ de las dos que todavía conserva la ciudad y una de las más antiguas de Galicia. 

La inauguración de las instalaciones, coincidiendo con el estreno del tramo A Coruña-Lugo en 1875, marcó un antes y un después para este núcleo de Requián, que empezó entonces a virar al ritmo del tren: “Era la vida de O Norte”, resume Encarna Vidal, que residió allí más de la mitad de su vida y que atesora infinidad de secretos alrededor de las vías, por una curiosidad casi incontrolable que la animó a investigar y por su estrecha vinculación con el recinto, ya que su abuelo, Gerardo Vidal Martínez ‘O Patelo’, se encargó durante años del transporte del correo desde los andenes hasta la oficina de Betanzos, entonces situada en el casco histórico, en la calle San Francisco. 

“Por allí pasaba todo: el correo, el vino, los animales, los cereales... hasta los que marchaban a la emigración”, indica la entrevistada, quien incide en la importancia de Infesta en el correo-expreso entre Madrid y A Coruña

En los vagones de la empresa de Correos de España, los ‘ambulantes’ –sobrenombre que recibían los empleados de este servicio– ordenaban y distribuían cartas y paquetes mientras el tren seguía su ruta: “Había varios señores que venían clasificando el correo y no paraban nunca, era un servicio continuo”, comenta mientras muestra los documentos que aún conserva de sus antepasados, alguno de 1924. 

“Venían los valores de los bancos, sobres lacrados, cajas para las joyerías… Todo eso se movía de noche”, anota Vidal. 

En otro de 1931, se apunta a una concesión “compartida” para Betanzos-Infesta y Betanzos-Cidade, “con oficio de poder atender ambas” y “con reparto paritario de las ganancias y pérdidas”, recoge el escrito, que rubrica el célebre notario José Alguero Penedo, secretario y amigo de Emilia Pardo Bazán. 

Cada día, los ambulantes descargaban sacas de correspondencia en Betanzos-Norte. Allí se redistribuía todo el correo hacia Coruña, Lugo o Ferrol. Sin embargo, el movimiento de la terminal y su entorno, ahora abandonados, no se limitaba a la Sociedad Estatal de Correos. En los muelles de la estación también se cargaban vacas, se depositaban sacos de cereal –aún se mantiene, aunque con otros usos, una construcción del Servicio Nacional de Productos Agrarios para su almacenamiento, conocida en la época como secadero– y cubas de vino “de arriba”, de Castilla y León. 

Más adelante, con la implantación de la empresa Cevisa, el tránsito de mercancías vinculado a la actividad vitivinícola se multiplicó: “Las cubas se ponían en una vía muerta y lo trasvasaban por mangueras hasta la embotelladora”, cuentan los vecinos de O Norte, el nombre ‘adoptado’ de la Compañía Caminos de Hierro del Norte de España, una de las encargadas de explotar el Ferrocarril del Noroeste, el que circula por Infesta.

Coche de ‘O Patelo’, en una imagen de los primeros años del siglo pasado
Coche de ‘O Patelo’, en una imagen de los primeros años del siglo pasado
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Expansión

Además, alrededor de la estación se abrieron fondas y casas de huéspedes para los viajeros y trabajadores del tren, convertidas en testigos de noches de espera, de enlaces perdidos y de historias que, un siglo y medio después, conforman la memoria colectiva de Infesta. 

En aquellos años de efervesvencia económica y social, en O Norte, el segundo núcleo más importante de la ciudad después del casco urbano y modelo de crecimiento urbano con la construcción de viviendas diseñadas por arquitectos de renombre para uso residencial de los responsables de la estación, se alquilaron casas, buhardillas y hasta almacenes para los numerosos ferroviarios destinados en Betanzos-Infesta. 

Incluso el ‘aitite’ (abuelo) del exlehendakari Ibarretxe vivió una temporada en una de las casillas de la estación, desterrado a Galicia tras la Guerra Civil por sus ideas, y tanto su madre como una de sus tías asistieron a la Escuela del Norte. 

La importancia del colectivo de empleados era tal que durante la II República editaron su propia revista, El Luchador Ferroviario, que se imprimía en los talleres de Villuendas. 

En cuanto al transporte de animales, “aquí se cargaban vacas para explotaciones de toda la comarca y de las más cercanas”, recuerda Encarna Vidal. 

De la misma manera, por esta estación pasaron cientos de emigrantes camino de Cataluña y ciudades de toda Europa

Sin embargo, el esplendor de la estación comenzó a apagarse poco a poco, tanto por la reducción de servicios como por la merma de los tráficos; la estación empezó a vaciarse y los negocios a cerrar y, en este momento, las instalaciones sobreviven entre el silencio y la maleza, “nunha situación indecente”, denuncia la Plataforma Veciñal de Infesta.

Gerardo Vidal, delante de uno de sus coches, a mediados del siglo XX
Gerardo Vidal, delante de uno de sus coches, a mediados del siglo XX
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Recuerdos

Las vías muertas hacia el muelle, otrora colmadas de actividad, vagones y mercancías y ahora invadidas por la maleza, y los andenes y edificios abandonados, sin atención y actuaciones de conservación de ninguna clase, son los testimonio mudos del apogeo de un tiempo en que O Norte era paso obligado entre A Coruña, Lugo y Ferrol. 

La historia de Infesta, el que más residentes tiene de los once que conforman Santiago de Requián, es la historia de un núcleo que creció al compás del tren, del nacimiento, la eclosión y la caída de una estación que un siglo y medio después, sus vecinos siguen recordando: “Está todo cerrado, pero como esta, todas las de la comarca”, comenta una vecina que, a sus casi 80 años, evoca aquellos sonidos en unas instalaciones que cambiaron Infesta. 

Los vecinos advierten desde hace años del abandono de la estación, de daños en todas sus construcciones y del nulo mantenimiento por parte del Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) y, como responsable de atender los accesos, también del Ayuntamiento de Betanzos. En las últimas horas también se sumaron a sus demandas los ediles del PP