El verano en el que John H. Elliot encontró al conde duque

El verano en el que John H. Elliot encontró al conde duque
El historiador e hispanista John H. Elliot (d) y el historiador Santos Juliá momentos antes de intervenir hoy en el encuentro: " La aventura biográfica" que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. EFE

  La fascinación de sir John H.Elliot por España y la decadencia de su imperio empezó con un cuadro. El ahora profesor emérito de la Universidad de Oxford era un joven estudiante de Cambridge al que no lo importaba dormir al raso cuando en el verano de 1954 se topó en el Prado con el conde duque de Olivares.

Entonces no sabía nada de aquel personaje a caballo con grandes bigotes de mosquetero que pintó Velázquez, solo que parecía importante. Pero despertó poderosamente su curiosidad.

Aquel verano de pensiones baratas y noches bajo los olivos comenzó la gran aventura que le llevó a bucear durante décadas en la vida del valido de Felipe IV y a publicar una biografía política monumental e imprescindible para entender la decadencia del imperio español, según los historiadores.

De esa fascinación por el conde duque, de los caminos que abrió en su propia vida y de los desafíos que tuvo encarar en la persecución de su "presa" ha hablado hoy en el curso "La aventura biográfica. Enfoques, sujetos y prácticas de escritura" que dirigen, mano a mano, las historiadoras Isabel Burdiel y María Jesús González en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Su primer tropiezo fue descubrir que había "muy poco" escrito sobre el valido de Felipe IV porque la atención la había acaparado su rival francés, el cardenal Richelieu, y la única biografía que existía era la que le dedicó Gregorio Marañón, "un médico eminente pero no un historiador, al que sobre todo le interesaba su personalidad", ha explicado.

Marañón la escribió en los años treinta, en la época de Hitler y Mussolini, cuando Franco estaba "a la vuelta de la esquina" y presentó al conde duque como un hombre dominado por la pasión de mando, con una personalidad "bravucona y aduladora" que a él le resultaba antipática.

Pero esa antipatía, ha señalado, no pesó tanto gracias a su tendencia a identificarse más con los personajes activistas y reformadores que con quienes prefieren "dejar las cosas como están".

Y es que a juicio de John Huxtable Elliot, la vida del conde duque de Olivares es la historia de una lucha entre las aspiraciones reformistas y el deseo de poder y prestigio, que terminó imponiéndose. "Fue su tragedia personal y una tragedia nacional porque en vez de detener la decadencia del país, la aceleró", ha subrayado.

El hispanista británico, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y "doctor honoris causa" por cuatro universidades españolas, ha relatado como algunos de los obstáculos que fue encontrando hasta que en 1986 consiguió publicar su biografía (en España en 1990) le abrieron otras puertas.

Descubrió que los papeles de Estado del valido de Felipe IV habían sido destruidos en un incendio y que "nadie había tenido conocimiento de esa catástrofe". Eso le llevó a adentrarse en otros acontecimientos de la época y a escribir sobre la rebelión de Cataluña.

Buena parte de los setenta los dedicó a buscar documentos en toda Europa, muchos de ellos desconocidos o poco estudiados, algunos de tanta importancia que pensó que merecían ser publicados por derecho propio y así lo hizo.

El historiador británico tuvo que enfrentarse también al problema de que España, a diferencia de otros países europeos, carecía de un diccionario biográfico nacional y se iba encontrando con personajes sobre los que nada se había publicado.

Tuvo que reconstruir sus vidas y eso supuso "una gran cantidad de trabajo" pero le proporcionó "una visión más clara" del mundo en el que se movía Olivares.

Entonces empezaron sus llamamientos a la Academia de Historia para que se pusiera a la tarea y esta aceptó el desafío. Ahora ve como "una especie de triunfo personal" que el diccionario sea una realidad, aunque sus entradas "difieran en calidad y alguna haya levantado controversia".

Después de estudiar día a día las actividades de su biografiado durante veinte años, Elliot se dio cuenta de que sabía intuitivamente cómo iba a responder ante una determinada situación.

Y pensó que esa predictibilibidad era "la piedra de toque", que ya podía sentarse a escribir.

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