Teresa Romero reconoce que padece “secuelas psicológicas” tras recuperarse del ébola

Teresa Romero reconoce que padece “secuelas psicológicas” tras recuperarse del ébola

La auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III de Madrid Teresa Romero, primer caso de ébola infectado fuera de África durante el brote de hace dos años, reconoció ayer que tiene “secuelas psicológicas” tras recuperarse del ébola, enfermedad que le generó “mucho miedo”.
“Secuelas sí, psicológicas. He estado muchos meses de recuperación física y psicológica”, comentó la auxiliar de enfermería que trabaja en el mismo centro desde que le dieron el alta en marzo y tras 17 meses de baja.
Romero, con orígenes en el municipio lucense de Becerreá, relató que “no” tuvo “dolor” cuando estuvo enferma y tras ser ingresada el siete de octubre de 2014. “Yo dolor no, pero sí que genera una situación de miedo, de mucho miedo, de miedo a la muerte, de miedo al sufrimiento, de miedo al dolor, de no poder respirar bien”, recordó esos días que permaneció aislada en el Carlos III.
Al respecto, apunta una “situación angustiosa” la que vivió esas semanas, que trató de recrear en un artículo compartido con tres compañeros que la atendieron, publicado en la revista Enfermería clínica. “Quiero transmitir que no quede en saco roto todo esto, se le ha dado mucha importancia. Lo que veo importante es que nunca había habido una bibliografía en cuidados a pacientes de ébola”, sostuvo.
“Mis compañeros abrieron el camino por si hubiera otro caso, en España o en otro lugar, para manejar una situación nueva, una situación tensa, una situación de stress que genera mucha incertidumbre”, reflexionó.
“Es un artículo que escribimos tres compañeros, tres enfermeros profesionales que me practican cuidados de enfermería y mi aportación es escribir mis pensamientos desde que ingreso en el Carlos III el siete de octubre a las doce de la mañana y hasta que me dan el alta del aislamiento”, concluyó.  
Durante esta etapa fue tratada con el suero de la hermana Paciencia, que había sobrevivido a la enfermedad en Liberia, y un fármaco experimental, el antiviral favipiravir, del que recuerda su “buen sabor”.
Además, Romero también admite que cuando dos compañeros le comunicaron que su analítica PCR había dado negativo y ya estaba curada, en lugar de alegrarse “rompió a llorar” por el recuerdo de su perro, al que las autoridades sanitarias habían ordenado sacrificar para evitar posibles contagios.
No obstante, reconoce que uno de los momentos “más alegres y emocionantes” fue cuando le comunicaron que saldría del hospital y agradece el apoyo de sus compañeros pese a que, a su juicio, nadie podía empatizar con ella por ser la primera con Ébola fuera de África. n

Teresa Romero reconoce que padece “secuelas psicológicas” tras recuperarse del ébola

Te puede interesar